
Desde el Monte de los Olivos, Jesús lloró por Jerusalén, anticipando su destrucción debido a su rechazo a la verdad. Profetizó la caída del Templo y la persecución de su pueblo. La ruina de Jerusalén es un símbolo del juicio final, cuando Cristo regresará por los fieles y los indiferentes serán sorprendidos.
¡Semana a semana experimenta la esperanza ✨, porque terminará en tu corazón el conflicto que te alejó de tu Dios !