
Hay momentos en la vida donde no sabes que rumbo tomar, es esa encrucijada desafiante, donde el único pensamiento que tienes es que es de vida o muerte la decisión a tomar. La confusión es producto de la incertidumbre, la duda de saber si es Dios que te está guiando por ese camino, o es tu propia intuición o deseos. Lo admirable de Abram fue su obediencia explícita a la orden de Dios, aún sin saber todos los detalles de la empresa que se le encomendaba, él actuó por fe. En tu caso y en el mío, ¿será posible, que antes de obedecer, tenemos que tener la seguridad de lo que va a pasar? Te invito a que escuches el episodio de hoy, con la promesa que Dios te hace: “Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ti, planes de bien y no de mal”.