
El temor puede llegar a ser un arma muy poderosa, que secuestra la mente, impidiéndole pensar objetivamente, si a este temor le añades la obstinación de creer que sólo tú tienes la razón y te cierras a un consejo, a otra perspectiva o incluso a una promesa de Dios, es la combinación perfecta para destruir tu vida, no de un golpe, sino poco a poco, lentamente.
Esto fue lo que paso con la descendencia de algunos de los hijos de Noé, en este episodio, vemos la confusión de lenguas, y todo lo que eso provocó, pero más allá de eso, podemos ver a un Dios personal, que observa e interviene en la vida de cada uno de sus hijos.