
China acaba de volver a zarandear el tablero de la Inteligencia Artificial, en un movimiento que no causará el seísmo de la irrupción de DeepSeek en enero, pero que supone otra carga de profundidad para EEUU en su pulso tecnológico y geoestratégico. Es también otro gran avance en el proceso de “democratización” de esta disrupción, haciéndola más barata y adaptable, y que acelerará sus aplicaciones y sus beneficios para la economía, empresas y ciudadanos de todo el mundo.