
La clave de una estrategia exitosa a largo plazo es exigir a cada inversión una prima de rentabilidad que compense suficientemente los distintos inconvenientes y riesgos asumidos. Respecto a la certidumbre e inmediatez de los rendimientos de las Letras del Tesoro, se han de ir añadiendo primas (de iliquidez, temporal, de crédito y de renta variable) conforme entren en juego factores que provoquen oscilaciones en la cotización y en la valoración de cada activo. Pero si la incertidumbre no está adecuadamente incorporada en los precios -como creemos que sucede ahora en la renta variable de EEUU-, la evolución puede ser decepcionante y aconsejar prudencia táctica.