
“En las llanuras olvidadas, donde la luna no se atreve a brillar, hay un lugar donde los caminos se cruzan… y los desesperados hacen tratos que no deberían. La encrucijada de la Carretera 47. Dicen que a medianoche, bajo el roble seco, él aparece. No pide tu nombre, pero ya lo sabe. No ofrece promesas vacías, pero su precio… es eterno. Esta es la historia de Tomás, un hombre que tocó la gloria y pagó con su alma.