
En las sombras de la noche en Guanajuato, el nahual del demonio acecha, un ser maldito que fusiona el poder ancestral de los chamanes con un pacto oscuro que corrompe su alma. De día, puede ser un rostro común, un extraño de mirada penetrante que oculta su verdadera naturaleza. Pero al caer la noche, se transforma en una criatura aterradora: un perro negro con ojos que arden como brasas, una lechuza cuyo grito hiela la sangre, o un jaguar de pelaje tan oscuro que parece devorar la luz. Este nahual no protege ni guía; su propósito es sembrar el terror, robar la paz de los vivos y arrastrar a los incautos a un abismo de pesadillas. Se dice que su presencia deja un hedor a azufre y un frío que cala los huesos. Si escuchas un aullido que no parece de este mundo o ves una sombra que se mueve contra el viento, huye... porque el nahual del demonio ya te ha encontrado.