
Que cosa tenemos con la falsa seguridad que nos dan ciertas cosas, entre ellos los títulos. De repente creemos que las personas nos pertenecen y por ende tienen que aguantar todo, incluso nuestras peores actitudes. Y vamos, yo siempre voy a partir de que cada persona está creando su realidad y no es víctima de nada ni de nadie. Sin embargo, incluso partiendo desde ahí y de que cada cual en una relación debe hacer su tareita de observar lo que está
atrayendo, existe una tendencia a cambiar actitudes y exigir, demandar a nuestro par cuando finalmente hemos titulado la relación con cualquiera de esos "labels" que se ponen a las parejas. Y nos volvemos irreverentes cuando esa otra persona no cumple con nuestras exigencias. No mira no, la cosa no funciona de esa manera porque ningún título define una relación ni implica que alguien te pertenece. Ni a la inversa. So, aprendamos a amar en libertad. Y no, no digo que no pongamos títulos, digo que aprendamos a SER y a dejar SER en una relación, amando al otro y dejándonos amar por eso que SOMOS desde el día uno. Sin exigencias. Si no nos gusta quien es el otro, o no le gustamos, no pasa nada, entonces ahí
no es. Pero eso de mostrar una cara que no somos para agradar y cuando esté el título mostrar nuestra verdadera cara y empezar a exigir o a criticar lo que antes no, no va conmigo ya.