
Ser generoso no es dar lo que sobra... es dar con el corazón. La generosidad no empobrece, te multiplica por dentro.
Hoy el reto es simple pero poderoso: haz una acción de generosidad consciente.
Da tu tiempo, tu ayuda o tu atención... y verás cómo algo se enciende también en ti.
Porque cuando das, Dios se mueve.