Colombia ha estado pasando por unos días muy revueltos. Digo días, pero también podría decir semanas... y realmente también podría decir décadas, o podría decir siglos. Pero ahora me refiero específicamente a la alta tensión que se ha vivido en el país, entre otras cosas, por la violencia con la que el gobierno ha respondido a las manifestaciones que empezaron el 28 de abril.

En este episodio quiero compartir, por un lado, unas invitaciones tan sencillas como complejas: la primera es reconocer que las crisis sociales y la crisis ecológica no solo están conectadas sino que se alimentan mutuamente, la segunda es reconocer que en un planeta inhabitable las sociedades justas son imposibles y la tercera es la invitación a empezar a ejercitar nuestra capacidad de encontrar las conexiones entre esas crisis.

Por otro lado, quiero también compartir algunas ideas, que también pueden verse como invitaciones, en torno a nuestras respuestas colectivas frente a las crisis, y a lo que podemos aprender si observamos con más curiosidad y atención las cosas que nos enseña el resto de la naturaleza.

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