
Uno de los recuerdos más antiguos que tengo es de un paseo familiar donde aprendí que el camino más emocionante probáblemente no sea el mejor, o el que más vamos a disfrutar. Todos actuamos en base a nuestras emociones, el marketing y la publicidad se aprovechan de eso acudiendo a todos nuestros instintos para hacernos consumir, por eso el alto contenido erótico y sexual en la publicidad, entre otras estragetias. Aprender a dominar nuestros impulsos, para ver el panorama completo de un modo racional puede ayudarnos a no caer en la trampa de adquirir productos que no necesitamos, seguir ideas ridículas, mantener relaciones tóxicas, seguir tendencias absurdar, etc.
Espero te guste.
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