
Una sociedad saludable reconoce el valor de hombres íntegros, conscientes y comprometidos con el bienestar común, el gran problema es que nuestra sociedad actual parece tremendamente enferma.
La masculinidad está siendo atacada sin disimulo. Hoy escasean los hombres de verdad y abundan los niños con apariencia de adultos. Niños frágiles, dependientes e incapaces de asumir responsabilidades propias de un hombre hecho y derecho.