
Todos vivimos narrándonos la vida. Desde pequeños aprendemos a construir relatos. Lo que soy, lo que valgo, lo que merezco… no son solo hechos, son historias que creo sobre mí. Y esas historias se vuelven tan sólidas, tan familiares… que a veces preferimos seguir sufriendo en una historia conocida, que abrirnos al vacío de algo nuevo.