
Evitar hablar sobre la muerte no hace que desaparezca como realidad natural de la vida.
Nombrarla, en cambio, abre la posibilidad a explicar, ayudar a comprender e integrar esta realidad; así como normalizar y generar apertura para preguntar y disipar con nuestras respuestas sus dudas, miedos, ansiedades y posibles fantasías. -Paula Aguilar
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