
El 23 de junio de 2016, Valentina Cosíos, una pequeña flautista de 11 años, salió de su casa rumbo a su escuela, la Unidad Educativa Global del Ecuador. Aquel día, después de clases, debía ir al Conservatorio Nacional para recibir clases y encontrarse con su madre, Ruth Montenegro. Pero Valentina nunca llegó al conservatorio.