
Hoy vamos a hablar de la moral sin religión, del lugar que ocupa Dios —o su ausencia— en nuestras decisiones éticas, y del peso que tienen nuestras propias convicciones.
Así que, como siempre, espero que tengas tu bebida espirituosa, tu cigarro bien prendido, y las ganas de sumergirte en una conversación incómoda y necesaria.