
Escucha
Es normal que te cuestiones qué ves, qué escuchas o a qué te expones constantemente.
Es lo normal.
Lo que no espero de ti es que aceptes cualquier cosa que se te cruce por delante.
Porque eso sí que no sería normal.
Y, sobre todo, no sería correcto.
Así que…
¿Deberías escucharme? Tal vez no.
O tal vez, sí.
Eso lo decides tú.
Pero te puedo adelantar que si tú estás conforme con tu vida espiritual y no tienes inconvenientes en disciplinarte para la piedad...
Entonces NO, no deberías de escucharme.
Tampoco si NO tienes intención de trabajar —intencionalmente— en ser transformado por el Espíritu de Dios a la imagen de Cristo.
No deberías.
Pero si SÍ deseas crecer en la piedad y anhelas ese cambio en tu vida…
Entonces sí deberías escucharme.
¿O no?
No lo sé. Eso lo decides tú.
Bienvenidos a Disciplínate para la piedad.