
El mundo alrededor es inestable, todo aquello que pudieras pensar que permanece, de un momento a otro se puede terminar. Es por eso que el Salmista nos recuerda que la única fortaleza a donde podemos estar verdaderamente seguros, aunque el mundo entero se venga a bajo, es nuestro Dios.
El reino de Dios es el único confiable y seguro que podemos comenzar a disfrutar desde ya porque Él está atento a nuestras necesidades, a nuestras aflicciones y nos fortalece con su presencia.