El ascenso de Joseph Blatter como máxima autoridad en la FIFA estuvo acompañado de escándalos y sospechas de malos manejos. La elección del mundial Sudáfrica 2010 no fue la excepción; el país africano tuvo que desembolsar grandes sumas de dinero público para ganarse los favores de los dueños del balón. Ese mismo año sucedió algo inédito por no decir sospechoso: las sedes para los dos mundiales siguientes, de 2018 y 2022, se definieron en un mismo día. La sorpresa fue que Rusia y Catar se impusieron sobre los grandes favoritos Inglaterra y Estados Unidos. Algo que no sólo llamó la atención de la afición sino también de la justicia. Esas decisiones comenzaron el derrumbe de Joseph Blatter.

Agradecemos la participación en este capítulo del periodista Carlos Albert.