
Él se revela como “tu Dios”, cercano y comprometido contigo. No solo dice “no temas”, sino que asegura: te esfuerzo, te ayudo y te sustento. Estas tres promesas abarcan todas las áreas de la vida: fortaleza para seguir, ayuda en medio de las cargas y sustento que te mantiene en pie cuando tus fuerzas se acaban.