
Pablo responde a la pregunta: ¿Ha desechado Dios a su pueblo (Israel)? y afirma enfáticamente: ¡De ninguna manera!Él mismo es prueba viva de que Dios no ha rechazado a todos los israelitas, pues es israelita y ha sido salvado. Luego, Pablo explica que, al igual que en tiempos de Elías, Dios ha preservado un remanente fiel. Esta elección no es por obras, sino por gracia, mostrando que la fidelidad de Dios a su pacto permanece intacta.