De los cuatro elementos que componen el lenguaje radiofónico (palabra, silencio, música y efecto sonoro), la voz, fuente de la que nace la palabra, es el único que puede convertirse en todos ellos. En el episodio 03, hablaremos de las diferentes corrientes de exploración vocal ligadas a la creación radiofónica del siglo pasado.
Analizaremos, también, una ficción sonora del compositor y poeta vienés Gerhard Rühm titulada "Ofelia y las palabras" (1984), en la que las palabras de Ofelia transitan constantemente entre apariencias y sombras, entre el significado y el ritmo, entre el lenguaje poético y la música.
Pour en finir avec le jugement de Dieu, Antonin Artaud
Texto:
¿Y de dónde viene esta abyección de suciedad?
¿De que el mundo aún no está constituido, o de que el hombre solo tiene una pequeña idea del mundo y quiere conservarla eternamente?
Eso viene de que el hombre, un buen día, detuvo la idea del mundo.
Se le ofrecían dos caminos:
el del infinito hacia afuera,
el de lo ínfimo hacia adentro.
Y él eligió lo ínfimo por dentro.
Para profundizar en el trabajo de Alfred Wolfsohn
Vox Humana / Spectrum (ep. 01 y 02) Ursonate, Kurt Schwitters
La poésie sonore du plus loin que le verbe et toujours pour lui, Henri Chopin
Text-sound composition:In Time, Bengt Emil Johnson
Revolution, Sten Hanson
Grains of voices, Ake Parmerud
Ophelia and the wordsObra sonoraTexto para la escucha:Mi honorable señor, usted sabe muy bien que así fue. Y con esas palabras tan dulces compuestas para enriquecer las cosas, su perfume se perdió. Tómelas de nuevo, pues para la mente noble los ricos regalos empobrecen cuando los donantes se muestran crueles. Allí, mi señor, la vergüenza hace que mi señor se marche, deje que las cortinas de la puerta se levanten y la ventana dé paso al día. ¿Qué quiere decir su señoría con esas palabras, por favor? ¿Podría la belleza, mi señor, tener mejor compañía que la honestidad?
¿La mesa? No, no lo diga, mi señor. Usted me hizo creerlo. Las lluvias caen sobre las flores graves, señor, yo era el más engañado. El sudario de la montaña nevada en casa, mi señor, Mark, rece. Oh, ayúdenlo, dulces cielos. Talones de piedra, cabeza de césped. Oh, poderes celestiales. Restáurenlo.
Mark, reza, oh, qué mente tan noble. Héroe, trono, cortesanos, soldados, eruditos, ojos, lengua, espada, la expectativa y la rosa del bello estado, el espejo de la moda y el molde de la forma, el observado de todos los observadores, completamente, completamente abatido. Y yo, de las damas más abatida y desdichada, que chupaba la miel de...