
Solo déjame ir, a volar un poco, a volver a reír.
Nada me es igual, todo se volvió diferente, me volví indiferente.
Me dicen que deje de alucinar, que ponga los pies sobre la tierra y empiece a evolucionar.
¿Cómo poner los pies en la tierra cuando solo te interesa volar?
Parezco un muerto más cuando viajo a algún lugar. Una mirada caída, un rostro que no parece el mismo que el día anterior.
Un billete no compra la felicidad, y ni siquiera alcanza para invitarla a salir. Quiero agarrar mi moto, ir a más de 100 y no volver a venir.
Quiero irme, pero que se den cuenta que existí. Quiero amar, y no pedir que me amen.
Hay que volar un poco para sentirnos vivos, al menos un poco.
Me interesa agarrar tu rostro, dejarte un rasguño por ahí, unos gemidos reales, al fin de un éxtasis inesperado. Quiero entregarte unas rosas y no porque tu mundo se haya apagado con tus ojos.
Quiero verte desnuda antes de que la ventana sople tan fuerte que te vuelva a vestir, es como vivir al revés.
Cuando muevo la pierna, no es simple ansiedad. Es un grito desesperado porque llevo tiempo que no puedo volar, dejarme expresar.
Nos encanta destrozar, romper a las personas y ni siquiera ofrecer la mano cuando están tiradas.
Buscamos una salida fácil a todo lo que nos da miedo, nos venden ilusiones falsas, soluciones baratas, que bien podría encontrar en la basura.
Me serviría más una piedra en la cara que algo de amor propio. Eso es basura. El amor no soluciona todo. Hay gente que muere por amor, y muere sin aún poder amar.
Que me regalen una nueva vida si es que te dije alguna falsedad. ¡Vaya confusión!
Todos necesitamos volar, dejar la tierra un momento, comenzar tal vez a soñar, pero no querer vivir en el sueño. Solo dormir, solo mirar negro, solo mirar…