
La Casa Guerlain, fundada en 1828 por el químico y visionario Pierre-François-Pascal Guerlain, se consolidó como una dinastía de lujo francesa al fusionar la innovación científica con el capital social, obteniendo el nombramiento de Perfumista Oficial de Su Majestad en 1853 tras crear la Eau de Cologne Impériale para la Emperatriz Eugenia, inmortalizando así el frasco de abeja. Esta tradición de audacia continuó con Aimé Guerlain, quien creó Jicky en 1889, considerada la primera fragancia moderna por ser pionera en la integración de ingredientes sintéticos como la vainillina. Posteriormente, Jacques Guerlain marcó la cumbre emocional con creaciones icónicas como L'Heure Bleue (1912), inspirada en el crepúsculo, y la revolucionaria Shalimar (1925), cuya leyenda de amor imperial y el uso masivo de la molécula de etilvanillina la convirtieron en el epítome de la sensualidad de los años veinte. Todas estas obras maestras comparten el acorde secreto conocido como la Guerlinade, una firma olfativa basada en la vainilla, el haba tonka y la bergamota, que actúa como el ADN cálido y complejo de la Casa, protegiendo su identidad. La longevidad de Guerlain se mantiene hasta hoy al equilibrar esta innovación química con la preservación de habilidades artesanales, como las Dames de Table, y al extender su filosofía de luz y lujo al mundo del maquillaje con productos de culto como las perlas Météorites.