
Entre 1895 y 1921 llegaron al país más de 50 mil chinos, quienes huían de la hambruna en sus comunidades y de las injusticias que pasaban en California donde muchos de ellos radicaban.
En Diciembre de 1899 China y México establecieron relaciones diplomáticas y comerciales. Porfirio Díaz se declaró pro inmigración porque sostenía que el país necesitaba gente y mano de obra para poder hacer crecer al país y aprovechar los recursos casi ilimitados con los que contaba el territorio nacional.