
Podemos aplaudir las nuevas tecnologías y aceptar que la forma en la que antes se almacenaba y compartía la información, cambió para siempre. Podemos abrazar nuevas formas más creativas e inmersivas para aprender y contar los hechos y la historia, pero debemos hacerlo de forma vigilante, en favor de la verdad y en beneficio de las nueva generaciones.