Un especialista en resolver rompecabezas es llamado por la policía para ayudarles con un homicidio.

Cuando un barco hace escala en Southhampton, un marinero llamado Hendrijk Wersteeg busca vender sus pertenencias exóticas o de valor. En la búsqueda de un comprador para su loro, su mono y un fardo de telas indias, se encuentra a un sujeto que dice que le vendría bien tener un loro, y que quizás también compre una de sus telas importadas. Le indica que irían a su casa, donde tendría la jaula para el loro y mirarían la variedad de telas. Hendrijk era un navegante holandés, y no se podía permitir rechazar la oferta. Al llegar el domicilio, el marinero se encuentra con una situación que lo supera y que implica un crimen horroroso.

Este cuento policial es corto pero al mismo tiempo interesante e intrigante, ya que como todo policial presenta un enigma que debe ser resuelto. El investigador es un joven detective que con sus habilidades de deducción logra resolver un caso sospechoso de aparente suicidio, pero que el detective piensa puede haber sido un asesinato. Los principales sospechosos son los tres hermanos de la fallecida y sus dos sirvientes. El nombre de la suicida era señora Stevens, una viuda que se había casado tres veces y que, según las apariencias, se suicidó el día de su cumpleaños tomando un vaso de whiskey con veneno. La mañana siguiente su cadáver fue descubierto por el portero en la sala de estar, con un periódico en sus manos. El caso tiene un final inesperado con un asesino ingenioso y peligroso, y un sagaz detective que lo logra descifrar el crimen “casi perfecto”

El cuento comienza con el asesinato del director del Museo de Rompecabezas, Nicolás Fabbri. Con las escasas pistas que tenía el detective Lainez y con la ayuda de un coleccionista de rompecabezas, intentan descubrir quién fue el culpable de este asesinato.

El cuento comienza con la narración de un joven con muchas ganas de obtener la riqueza de su tío y su cruel plan para lograrlo. “Es largo pero vale la pena leerlo. Yo lo leí completo, tiene palabras extrañas pero se comprende igual”. Concuerdo con esta crítica anónima que encontré en internet porque creo que tiene toda la razón ya qué hay palabras que no entendía pero que logré comprender por el contexto. No me pareció tan largo pero sí es verdad que vale la pena leerlo. Me encantó, me resultó muy interesante, está tan bien narrado que me sentí dentro de la historia. Lo recomiendo sin dudar. El final es inesperado y atrapante, te deja con ganas de más.

“La pies ausente” es un breve relato policial donde el protagonista, un hábil coleccionista de rompecabezas, es llamado a participar en la resolución del asesinato de Nicolás Fabbri, Director del Museo de Rompecabezas. Este es un relato atrapante y enigmático con una resolución inteligente.

Groussac fue un escritor y crítico literario franco-argentino. Publicó este relato anónimamente en el diario Sud-América en junio de 1884.

Publicado por primera vez en 1987 en la colección “Línea de sombra”, “Cuento para tahúres” es uno de los mejores relatos de policial negro argentinos.