
“Mi hijo es bueno”. Muchos padres lo hemos dicho. “No hay niño malo.” Es una ‘realidad’ incuestionable en el mundo de hoy. Como creyentes, necesitamos urgentemente una comprensión bíblica de la bondad, su fuente, y cómo se practica en el hogar. No te pierdas esta oportunidad de evaluar si en tu propia vida, y en tu crianza, este fruto del Espíritu está presente.