
Los padres nos indignamos si alguien sugiere que no amamos a nuestros hijos. Es horrible pensar que existen padres que no aman a sus hijos. Pero el amor que practicamos puede ser producto de la obra del Espíritu en nuestros corazones, o pudiera ser un amor que refleja las ideas torcidas del mundo que nos rodea. Aprendamos sobre el amor verdadero, ejemplificado en Cristo y derramado en nuestras vidas.