
Cuando respiramos con conciencia, algo cambia. El ritmo interno se desacelera. El corazón se escucha. La ansiedad se disuelve como niebla al amanecer. No se trata de controlar la mente, sino de acompañarla. De ofrecerle un espacio donde pueda descansar, donde pueda soltar, donde pueda simplemente ser.
Tu amigo Israel Meza, que Dios te bendiga siempre y recibe un fuerte abrazo.