
Hay un momento en la vida en el que el cuerpo ya no se recupera como antes... y aún así decides anotarte en el gimnasio. ¿Por salud? ¿Por vanidad? ¿Por culpa? No importa: lo cierto es que después de los 30, entrenar es una mezcla entre terapia física, experimento social y novela de suspenso.Hoy hablamos de lo que pasa cuando intentas levantar pesas con dignidad mientras otros se sacan selfies, de los dolores que aparecen en músculos que ni sabías que tenías, y de ese amor-odio con el gimnasio que todos sentimos pero pocos admiten. Y sí, también nos sentimos observados. Un episodio para reírnos de nosotros mismos, para compartir el sufrimiento ajeno... y para recordarte que si te duele todo, es porque estás haciendo algo bien... ¿O mal? No sabemos. ¡Bienvenidos!