
En este capítulo, te hablo desde un lugar distinto. Ya no de la soltería como deporte de endurance, sino de lo que vino después. Porque estuve muchos años corriendo sola, aprendiendo a confiar en mi paso, en mis ritmos, en mi intuición. Y un día, sin que significara dejar de correr por mí, llegó alguien con quien compartir el camino. Este episodio no va sobre el amor ideal, ni sobre ‘haber encontrado a alguien’. Va sobre cómo aprendí a dejarme acompañar, a construir equipo en vez de ceder el paso. Porque estar en pareja no significa correr menos fuerte, ni más rápido. Es aprender a escuchar el paso del otro, ajustar sin perderse, y crecer juntos. Hoy te comparto cómo ha sido pasar de la independencia a la interdependencia. Y todo lo que he descubierto entrenando también el amor.