Esta serie de emisiones radiofónicas lleva por nombre Coplas Mecánicas, título cogido a Juan de Mairena, un autor apócrifo de Antonio Machado. Entre su obra poética, publicaba unas coplas hechas con una extraña máquina de trovar, provista de un teclado y una especie de imprenta automática que componía versos. A finales del siglo XIX ingenios como el fonógrafo permitieron registrar y reproducir sonido por primera vez. Algunos ejemplos previos tentaron distintos materiales, como el papel o las láminas de estaño. Santiago Ramón y Cajal desarrolló, en paralelo a Thomas Edison, un fonógrafo óptico que funcionaba con discos de vidrio grabados por un rayo de luz dirigida con lentes y espejos. Se sucedieron soportes igualmente sorprendentes, como los cilindros de cera, discos de acetato o cintas con emulsiones sensibles al magnetismo. Cada una de estas tecnologías, y muchas otras simultáneas y sucesivas hasta el presente, han transformado las posibilidades de la voz humana, moldeando la música y la historia de sus registros.
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Esta serie de emisiones radiofónicas lleva por nombre Coplas Mecánicas, título cogido a Juan de Mairena, un autor apócrifo de Antonio Machado. Entre su obra poética, publicaba unas coplas hechas con una extraña máquina de trovar, provista de un teclado y una especie de imprenta automática que componía versos. A finales del siglo XIX ingenios como el fonógrafo permitieron registrar y reproducir sonido por primera vez. Algunos ejemplos previos tentaron distintos materiales, como el papel o las láminas de estaño. Santiago Ramón y Cajal desarrolló, en paralelo a Thomas Edison, un fonógrafo óptico que funcionaba con discos de vidrio grabados por un rayo de luz dirigida con lentes y espejos. Se sucedieron soportes igualmente sorprendentes, como los cilindros de cera, discos de acetato o cintas con emulsiones sensibles al magnetismo. Cada una de estas tecnologías, y muchas otras simultáneas y sucesivas hasta el presente, han transformado las posibilidades de la voz humana, moldeando la música y la historia de sus registros.
George Borrow, apodado en Madrid como Don Jorgito, el inglés, fue quien primero mantuvo contactos pastorales y, más aún, bíblicos, con los gitanos. Borrow nació el 5 de julio de 1803. Siendo muy jóven conoció a un gitano llamado Ambrosio Smitch, quien le enseñó las costumbres y tradiciones de los gitanos, y en 1825, decidió abandonar su casa tras la muerte de su padre, e irse con Ambrosio para vivir con los gitanos. Trabajó con un herrero, compró un caballo y se fue con los gitanos por los caminos en busca de aventuras. Pero los comienzos de esta experiencia no fueron muy buenos, ya que una gitana le envenenó con un pastel, pero, luego su curación se atribuyó a la intercesión de dos predicadores del Evangelio que estaban itinerantes en el País de Gales. Fueron ellos quienes le hablaron de Jesucristo y le regalaron un ejemplar de la Biblia. Tras un altercado con un gitano, debido al comercio de chatarra, "cayó en las redes honestas de una linda joven de la tribu”. En 1833 la influencia de un pastor, que tenía conocimiento de idiomas, le influyó para que buscase un empleo en la sociedad Bíblica Británica extranjera. A ésta le impresionaron su memoria, su inteligencia y sus conocimientos sobre los gitanos, a los que quería hacer llegar la Palabra de Dios para salvarlos. En 1935, se desplaza a Rusia, donde visitó el campamento de gitanos de María Rotzer, para hablarles de Jesucristo y de la Biblia. Es a partir de 1836 cuando la Sociedad Bíblica de Londres envía a "Don Jorgito" a España, después de una breve estancia en Portugal. En Badajoz, nada más llegar a España, mantiene los primeros contactos con gitanos españoles, recordándolo así: En Badajoz, capital de Extremadura, fue donde, por primera vez, tropecé con los singularísimos "Zíncali" o gitanos españoles. Allí fue donde encontré al indómito Paco, hombre que tenía un brazo seco y manejaba las cachas con la mano izquierda; a su astuta mujer, Antonia, diestra en hkkano buró, o engañó maestro, a su suegro, el feroz gitano, Antonio López, y a otros muchos individuos del errate, o sangre gitana, poco menos notables que éstos. Es aquí, donde por primera vez prediqué el Evangelio al pueblo gitano, y comencé la traducción que, en parte, se imprimió más tarde en Madrid.
Coplas Mecánicas
Esta serie de emisiones radiofónicas lleva por nombre Coplas Mecánicas, título cogido a Juan de Mairena, un autor apócrifo de Antonio Machado. Entre su obra poética, publicaba unas coplas hechas con una extraña máquina de trovar, provista de un teclado y una especie de imprenta automática que componía versos. A finales del siglo XIX ingenios como el fonógrafo permitieron registrar y reproducir sonido por primera vez. Algunos ejemplos previos tentaron distintos materiales, como el papel o las láminas de estaño. Santiago Ramón y Cajal desarrolló, en paralelo a Thomas Edison, un fonógrafo óptico que funcionaba con discos de vidrio grabados por un rayo de luz dirigida con lentes y espejos. Se sucedieron soportes igualmente sorprendentes, como los cilindros de cera, discos de acetato o cintas con emulsiones sensibles al magnetismo. Cada una de estas tecnologías, y muchas otras simultáneas y sucesivas hasta el presente, han transformado las posibilidades de la voz humana, moldeando la música y la historia de sus registros.