
Ser uno mismo exige la renovación constante de las energías puestas en juego. Todos tenemos un cupo de energía que, si lo agotamos en los primeros intentos, se desvanece y nos deja la sensación de vacío y desconcierto. La energía, como todas las fuerzas del Universo, se gasta y se renueva dentro de su mismo ciclo. La energía que se pone en acción conscientemente, genera de manera automática nuevas fuentes energéticas que nos servirán para continuar mañana, y mañana, como si fuéramos cada vez más poderosos.