
Plutarco nos dice que ambas divinidades compartían oráculo en Delfos, de manera que, durante los tres meses de invierno, el peán de Apolo dejaba paso al ditirambo de Dioniso. Su importancia, además, era muy similar, siendo adorados como las dos caras de una misma moneda de la cual, Apolo, representa el fuego que unifica y asimila todo en el todo, mientras que Dioniso representa la manifestación de esa unidad que adopta todo tipo de formas, estados y apariencias diferentes. Estas dos divinidades nos ayudarán a realizar una búsqueda de nosotros mismos. Estos dos arquetipos son aplicables con independencia del género, pues representan la complementariedad de los aspectos contrapuestos de la vida.