
Disfrutamos la comida, la música, las fiestas, las redes sociales, incluso la soledad, pero, ¿Cuántas veces nos detenemos a disfrutar de nosotros mismos? De nuestros logros, de nuestros fracasos, de nuestras ambigüedades.
Sabemos enamorarnos de otros, o eso creemos por lo menos, pero, ¿Estás enamorado de tu existencia?