
La naturaleza regional supone una gran diversidad de sujetos y de cotidianidades, que además han sido determinantes en la construcción de las múltiples identidades. Sin duda, las condiciones particulares del territorio son determinantes en la comprensión misma de los sujetos y su asimilación en relación con las condiciones que supone sus diversos contextos.
En este sentido las representaciones permiten analizar la variedad de significaciones históricamente construidos y heredados de los grupos humanos que se expresa en las formas de vivir y comunicarse con su contexto. En Colombia entre 1982 y el 2000 los productos culturales encontraron desde su naturaleza misma, estructurar narrativas que dieran cuenta de las condiciones culturales vigentes del país. En el caso de las telenovelas, la recurrencia a lo “cotidiano” es frecuente pues tanto las programadoras nacionales, como también el sistema nacional de televisión, requerían narrativas que dieran cuenta de la diversidad cultural del país expresado en la cotidianidad como forma de identificación individual.
En el cine, al disponer de un desarrollo narrativo mucho más rápido - en términos de tiempo - la cotidianidad busca exponer la apropiación de otros elementos indisociables de la identidad como los son la violencia. Aunque, a su vez, las representaciones dan cuenta de cómo se relacionan los individuos en contextos habituales considerando lo heterogéneo que resultan como conjunto, reiterando la diversidad de lo regional, lo cultural y lo político- económico.
Así, el imaginario respecto a la vida cotidiana en Colombia no responde a una definición en específico, no hay un marco de idealidad sobre la cotidianidad, sino que se diversifica a partir de las múltiples representaciones, y es matizada de cómo las y los sujetos se relacionan con otros aspectos transversales a la esfera social.