
Radiografiar el ir y venir de la historia venezolana a través de un análisis agudo, puntual y solvente es un ejercicio retador, y pocos son los que logran pulsar lo que somos como país y trascender desde un lado narrativo y poético. Alberto Barrera Tyszka es uno de ellos.
Esté donde esté residenciado, este caraqueño se siente muy venezolano y desde ese sentir conecta con tantos coterráneos y despierta respeto y admiración en muchos otros. En cada uno de sus escritos hay una firma llamada Venezuela.