
Juan Pérez* es un profesor de educación física con 14 años de experiencia; la situación económica lo ha obligado a dejar las aulas de clase para cargar leche, cazar e ir a trabajar el campo, porque al igual que sus colegas, su salario de menos de 10 dólares no es suficiente para mantener a su pareja y a su hija.
“He tenido que ir a cazar venados y chigüires, las manos se me ponen horribles, he ido a pescar. Por ejemplo, en la temporada de caza de iguanas yo vendo la docena de huevos en 3 dólares”, agrega.
El profesor tiene aproximadamente tres años haciendo distintos tipos de actividades para llegar a fin de mes. Un de las que más dinero le generaba a la semana era transportar leche hacia las queseras que están ubicadas en Barbacoas. Cobraba 60 dólares a la semana por dos viajes al día.
Por los bajos salarios que percibe a Pérez le han dado ganas de dejar la docencia, pero siempre piensa en sus alumnos y se le va ese pensamiento, porque le gusta mucho lo que hace.
*Nombre ficticio para proteger la identidad de la fuente.