
Amadeo tenÃa muchas cosas, y, entre todas, un sombrero. Un sombrero que era su tesoro más atesorado, su orgullo más orgulloso… Nada lo hacÃa más feliz que lucirlo dÃa y noche, tanto que sus vecinos terminaron por llamarlo Amadeo Consombrero. Nunca hubo un sombrero más mimado. Esta es su historia, o más bien la historia de cómo Amadeo ya no tuvo su sombrero.