¿Cómo crear un filme que, al mismo tiempo, sea una pieza de autor, un producto de alcance masivo y un objeto que deje una marca en la cultura? la última ocasión en que un realizador había intentado algo parecido —Quentin Tarantino con Érase una vez en Hollywood— éste fue tan alabado como fustigado por cierta parte de público y crítica, pero en general se salió con la suya: su película va camino de convertirse en un clásico. El punto ahora es qué ocurre si a todo el mix anterior agregas una lectura abiertamente política, una que se sitúa de lleno ya no en el pasado reinventado (y lejano) sino en un presente totalmente reconocible, sobre todo para una conflictuada izquierda progresista y una derecha autoempoderada. Pues bien, eso es lo que pone sobre la mesa One Battle After Another: filmada en Vistavision, 65mm, con película física (el formato de mayor nitidez y espectacularidad disponible), protagonizada por Leonardo DiCaprio, en un registro tan maduro como satírico; realizada con efectos especiales prácticos, de abrumadora finura y destreza; basada tangencialmente en una novela del elusivo Thomas Pynchon (rescatando de paso mucho mejor su universo literario y humanista que Inherent Vice, la anterior adaptación de su obra); ambientada, por último, en un Estados Unidos abiertamente reconocible, un mundo de grupos de interés, bandos opuestos, sociedades secretas y armas automáticas, en el que efectivamente se dan cruciales batallas (públicas y privadas) día tras día; en fin, todo ello da cuenta de un extraordinario esfuerzo técnico y artístico, tal vez el más complejo y el más frontal emprendido por Paul Thomas Anderson, en la cumbre de su profesión e influencia en el medio. Wow, qué película y qué ambición. De eso y más se habla en este podcast.
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¿Cómo crear un filme que, al mismo tiempo, sea una pieza de autor, un producto de alcance masivo y un objeto que deje una marca en la cultura? la última ocasión en que un realizador había intentado algo parecido —Quentin Tarantino con Érase una vez en Hollywood— éste fue tan alabado como fustigado por cierta parte de público y crítica, pero en general se salió con la suya: su película va camino de convertirse en un clásico. El punto ahora es qué ocurre si a todo el mix anterior agregas una lectura abiertamente política, una que se sitúa de lleno ya no en el pasado reinventado (y lejano) sino en un presente totalmente reconocible, sobre todo para una conflictuada izquierda progresista y una derecha autoempoderada. Pues bien, eso es lo que pone sobre la mesa One Battle After Another: filmada en Vistavision, 65mm, con película física (el formato de mayor nitidez y espectacularidad disponible), protagonizada por Leonardo DiCaprio, en un registro tan maduro como satírico; realizada con efectos especiales prácticos, de abrumadora finura y destreza; basada tangencialmente en una novela del elusivo Thomas Pynchon (rescatando de paso mucho mejor su universo literario y humanista que Inherent Vice, la anterior adaptación de su obra); ambientada, por último, en un Estados Unidos abiertamente reconocible, un mundo de grupos de interés, bandos opuestos, sociedades secretas y armas automáticas, en el que efectivamente se dan cruciales batallas (públicas y privadas) día tras día; en fin, todo ello da cuenta de un extraordinario esfuerzo técnico y artístico, tal vez el más complejo y el más frontal emprendido por Paul Thomas Anderson, en la cumbre de su profesión e influencia en el medio. Wow, qué película y qué ambición. De eso y más se habla en este podcast.
#547 Reality + (2014) y The Substance (2024), de Coralie Fargeat
Civilcinema
1 hour 17 minutes 52 seconds
12 months ago
#547 Reality + (2014) y The Substance (2024), de Coralie Fargeat
¿A qué se debe el gran impacto público que una película de distribución independiente, como La sustancia, ha tenido en un público masivo?
La respuesta automática sería el tema al centro del filme: las exigencias físicas y estéticas que demanda una sociedad a todos sus integrantes, no sólo a los jóvenes y adultos sino también a quienes se vuelven mayores y ya no pueden competir en profesiones que demandan belleza estándar y cero imperfecciones (como la de actriz de cine).
Sin embargo, lo más interesante de La sustancia no está ahí. Esas preocupaciones ya han sido tratadas de mejor manera en otras partes, incluyendo por cierto Reality +, notable corto de la propia Coralie Fargeat. La clave del filme y su notoriedad parece residir en la particular estructura que escogió para contar su historia: la del "fairy tale", el clásico cuento de hadas con magia, reglas, prohibiciones, princesa y bruja incluidas; sólo que en este caso, ambas están contenidas en el mismo envase. "Recuerden: ustedes son una". Ying y Yang, juventud y madurez, belleza y fealdad, bien y mal. Todo parte de la misma cosa. De eso y más se habla en este podcast.
Civilcinema
¿Cómo crear un filme que, al mismo tiempo, sea una pieza de autor, un producto de alcance masivo y un objeto que deje una marca en la cultura? la última ocasión en que un realizador había intentado algo parecido —Quentin Tarantino con Érase una vez en Hollywood— éste fue tan alabado como fustigado por cierta parte de público y crítica, pero en general se salió con la suya: su película va camino de convertirse en un clásico. El punto ahora es qué ocurre si a todo el mix anterior agregas una lectura abiertamente política, una que se sitúa de lleno ya no en el pasado reinventado (y lejano) sino en un presente totalmente reconocible, sobre todo para una conflictuada izquierda progresista y una derecha autoempoderada. Pues bien, eso es lo que pone sobre la mesa One Battle After Another: filmada en Vistavision, 65mm, con película física (el formato de mayor nitidez y espectacularidad disponible), protagonizada por Leonardo DiCaprio, en un registro tan maduro como satírico; realizada con efectos especiales prácticos, de abrumadora finura y destreza; basada tangencialmente en una novela del elusivo Thomas Pynchon (rescatando de paso mucho mejor su universo literario y humanista que Inherent Vice, la anterior adaptación de su obra); ambientada, por último, en un Estados Unidos abiertamente reconocible, un mundo de grupos de interés, bandos opuestos, sociedades secretas y armas automáticas, en el que efectivamente se dan cruciales batallas (públicas y privadas) día tras día; en fin, todo ello da cuenta de un extraordinario esfuerzo técnico y artístico, tal vez el más complejo y el más frontal emprendido por Paul Thomas Anderson, en la cumbre de su profesión e influencia en el medio. Wow, qué película y qué ambición. De eso y más se habla en este podcast.