
A veces respiro hondo, sonrío y sigo… pero por dentro siento que me estoy cayendo.
En este episodio te hablo desde ahí, desde esos días en los que la ansiedad me susurra cosas que no son ciertas, pero que duelen como si lo fueran.
Es una carta hablada para ti, para mí, para quienes batallamos con ese monstruo invisible que se mete en la cabeza y en el pecho.
Gracias por escucharme.
Gracias por quedarte.
Gracias por recordarme que no estoy sol