
Salmos 127:1 “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”.
Muchos creyentes piensan que una vez han creído en Jesucristo, la Roca de nuestra salvación, ya no tienen que esforzarse para mantenerse en el Camino y se olvidan de construir sus vidas con bases espirituales sólidas, una de estas bases espirituales sólidas es la Palabra de Dios.
Al continuar con nuestras vidas en el manejo natural y emocional todo se desmorona, no existen bases ni cimientos sólidos en el cual podamos sostener nuestra casa, hogar y familia. El resultado de una vida sin Dios, nos lleva a la enfermedad espiritual, que es la causa y origen de todas las demás enfermedades, dolores, fracasos y destrucción.
El mundo está lleno de estructuras espirituales de maldad que se levantan en contra de nuestras vidas, familias y descendencias, los ángeles caídos o principados; gobernantes del reino de las tinieblas de mayor rango; Poderes demoníacos a quienes se les ha dado autoridad para ejecutar la voluntad de los ángeles caídos o principados, cuyo anhelo de destrucción y sometimiento de la humanidad la cual está alimentada por el orgullo, la altivez, el conocimiento, todo esto alimenta su necesidad de autoridad y poder; el objetivo principal de Satanás es que todo el mundo se incline ante el; Los gobernadores de las tinieblas que son los vigilantes de los demonios y por ultimo los demonios, los cuales son los soldados rasos de Satanás, es su ejército maligno controlados y dirigidos por los poderes demoníacos.
Los demonios o espíritus inmundos son seres espirituales de maldad que buscan ocupar cuerpos físicos para lograr tres objetivos fundamentales: “Controlar, Destruir y Matar”, éstos se manifiestan por medio de los seres humanos en sus diferentes áreas: Espiritual, Emocional, Física, Sexual, Económica y entran porque en algún momento de nuestra vida le hemos abierto la puerta espiritual o alguien de autoridad abre la puerta en nuestra vidas; por ejemplo las contaminaciones espirituales de nuestros ascendientes por prácticas ocultistas e idolatrías, influencias negativas durante nuestra etapa prenatal, contaminación emocional, sexual o física en todas las etapas de nuestra vida, hábitos pecaminosos continuos, imposición de manos y palabras ociosas.
Basado en esta realidad espiritual, entonces podemos preguntarnos ¿Quién es el mayor enemigo de la familia? Yo no diría “el mayor enemigo”, yo diría “los mayores enemigos” son: Conflictos y falta de comunicación; Los desacuerdos, las discusiones constantes y la falta de entendimiento, las cuales tienden a debilitar las relaciones familiares y causar estragos en la armonía del hogar.
Es fundamental abordar estos desafíos espirituales de frente para mantener una familia fuerte y unida, ya que la gran catástrofe de las crisis familiares provoca divorcios, violencia doméstica, hijos abandonados, abortos, abusos sexuales, rebeldía, delincuencia, drogas y se fundamenta en la carencia de atención y cuidado de los cónyuges entre sí y de los padres a los hijos.
El tiempo no se puede ahorrar, sino que pasa, no retrocede y es imposible de recuperar. Es evidente que vivimos tiempos muy acelerados, de mucho trabajo, muchas exigencias, mucho estrés. Las responsabilidades, las actividades y compromisos aumentan cada día. No es fácil administrar el tiempo para cumplir con todo.
El remedio para obtener libertad espiritual en la familia, es cerrar la puerta a la influencia espiritual demoníaca y expulsarlos en el nombre de Jesús, el único que tiene autoridad sobre ellos y los exhibió públicamente en la cruz del calvario, triunfando sobre ellos; Colosenses 2:13-15 “Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz, por lo tanto la cruz”
Por lo tanto es necesario que desde hoy comencemos a edificar la casa sobre bases espirituales sólidas que están descritas en la Palabra:
Hoy el Señor anhela la restauración de las familias a través de la reconciliación, el perdón y la unidad entre los que conforman la casa, el hogar y la familia.
¿Cuantos quieren afirmar sus familias delante de Dios? Debemos poner en práctica los siguientes principios: Padres que agradan a Dios; Padres que dan buen ejemplo ya que los hijos se fijan más en lo que sus padres hacen que en lo que dicen, es por eso que las acciones de los padres deben ser congruentes con lo que enseñan; Padres que escuchan ya que los hijos desean ser escuchados, por tanto, si no se les demuestra interés se sentirán poco importantes; Padres que disciplinan sin rechazar: Los padres no deben disciplinar a sus hijos cuando están enojados, primero, deben permitir que Dios controle sus sentimientos, luego explicarle a los hijos las consecuencias de su mal comportamiento, y finalmente, disciplinarlos de tal manera que no se sientan rechazados ni maltratados; Padres que se aman. Cuando los niños ven expresiones de amor entre sus padres, se sienten más seguros; Padres que no tienen favoritos. Si uno de los padres demuestra favoritismo por uno de sus hijos, los demás sentirán rechazados, poca cosa; Padres que reconocen sus errores; Orar en familia; Leer el instructivo: la Biblia en familia con el fin de compartir la Palabra de Dios; Asistir al templo en familia; Administrar la econom...