
A veces el ruido no se nota, porque lo tapamos con más ruido: trabajo, ocupaciones, pantallas.
Y creemos que funciona… hasta que un día deja de hacerlo.
En este episodio hablo de ese momento en el que el ruido deja de anestesiar y aparece el silencio.
Un silencio incómodo, pero necesario, que nos obliga a escucharnos y a hacernos las preguntas que llevamos años evitando.
Quizás no sea el momento de tener respuestas, sino de quedarte ahí, en pausa, observando y respirando.
Porque a veces, el verdadero cambio empieza justo cuando todo se detiene.