
Nuestra vida en esta tierra es una carrera, desde el momento en que nacimos empezamos a correr y hasta el momento que morimos, es cuando terminamos la carrera. En este mundo podemos ganar algún reconocimiento o algún trofeo, pero es algo corruptible, es decir, que con el tiempo se deteriorará. Pero como cristianos corremos por un galardón incorruptible, así que debemos de correr de manera que podamos obtenerla. ¡Corramos para ganar!