
Necesitamos tener la libertad de pensar distinto y encontrar en la diferencia algo que fluya. Se trata de que conectes con tu mundo interior y que tu yo adulto pueda abrazar al niño en ti y le recuerde que estás a salvo. No todo plan es una obligación, no a todo tienes que decir que sí. Los límites generan que ames más y que respetes más.