
Considerado uno de los mejores delanteros de la década de 1990 por su potencia física y su control del balón, obtuvo múltiples distinciones individuales. La más importante fue el Balón de Oro de 1995, hasta ahora el único logrado por un africano. Ese mismo año también fue votado Jugador Mundial de la FIFA. Además consiguió dos Balones de Oro de África (1989 y 1994), un premio al Futbolista del año en África y el galardón Once de Oro de 1995.