Pablo mantenía una perspectiva bíblica sobre sus circunstancias, reconociendo que Dios las utilizaría para cumplir sus propósitos divinos y ser glorificado. Este enfoque le permitía experimentar genuino gozo, no por ignorar su situación, sino porque había aprendido a dejar de centrarse en sí mismo para priorizar a Cristo y la proclamación del evangelio en su vida.

Este es el mensaje 2 de la serie a través de Filipenses por el pastor Edgard Möller.