Nada mas cotidiano que la comida que nos comemos todos los días.
Y justamente por ser un hábito tan cotidiano, es que tiene tanto poder. No solo para nuestra salud, sino también para todo lo que hay detrás de ese pedazo de comida.
Cada día tenemos la oportunidad de escoger:
El lugar de donde viene.
Las manos que las cosechan.
Los productos que se usan mientras se cultivan.
Incluso, el impacto ambiental.
Cuidar nuestro alimento es un instinto de supervivencia y lastimosamente muchos no sabemos cómo hacerlo o darle la relevancia que se merece.
Seguimos comprando comida que está inundada de químicos que no solo alteran nuestra salud sino la salud de la tierra también.
Y aunque es muy importante cuidar nuestra salud, lo que no estamos viendo, es lo que significa realmente la degradación de la salud de la tierra.
Entramos en un círculo vicioso en el que si la tierra no tiene buena salud, nosotros, mucho menos.
Por eso, hay que empezar por la raíz.
Y empezar por cuidar la fuente de nuestros alimentos es un buen comienzo.
Aquí les comparto esta conversación poderosa con Marianne Torres, co-fundadora de La Canasta, una red de productores agroecológicos en Bogotá que promueve el consumo de alimentos responsables ambiental y socialmente.
No se la pierdan.
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