El envejecimiento por sí solo no nos hace crecer, ni tampoco desempeñar papeles importantes en la vida.
¿Qué es lo que nos cambia de tener una psicología de necesidad, de culpabilidad y dependencia a ser independiente psicológica y espiritualmente?
¿Qué caracteriza mejor a nuestra cultura que nuestro clamor necesitado y quejumbroso y la exigencia de una gratificación instantánea, la huida a las responsabilidades y la incapacidad de vivir con ambigüedad.
En lugar de esto, demandamos resoluciones rápidas y superficiales de las cosas esenciales de la vida
Las dos mayores amenazas de la vida las llevamos dentro: el miedo y la pereza.
Todas las mañanas nos levantamos para encontrar dos gremlins al pie de la
cama.
El que se llama ‘Miedo’ dice: “El mundo es demasiado grande para ti, demasiado. No estás a la altura. Encuentra una manera de no enfrentar nada nuevo hoy, mañana será otro día”.
Pero qué sucede al día siguiente? Exactamente lo mismo.
Y el que se llama Pereza dice: “Oye, relájate. Has tenido un día, semana, mes pesado. Enciende la tele, navega por Internet, come golosinas. Mañana será otro día. Pero al día siguiente sucede lo mismo.
Esos gemelos perversos nos comen el alma todos los días. No importa lo que
hagamos hoy, volverán a aparecer mañana.
Con tiempo, usurpan más días de nuestra vida de los que podemos reclamar...
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